ACOMPAÑADA DE TI

A veces es difícil encontrar la manera exacta de dibujar los sentimientos. Es necesario encontrar el destino y el propósito de cada palabra. No sé si alguna vez te has percatado de que cada palabra encierra infinitos encantos. Encantos que a veces se muestran por sí solos, y a veces bailan en una sorprendente y mágica fiesta de disfraces.

Hubo, en un día no muy lejano a éste, una de tantas de esas fiestas, las cuales se celebran en mi mente. Pero, por casualidad, o mejor dicho, como de costumbre, fui la causante de que la luz de la luna no llegara a mi alrededor y lloré. Lloré porque todas mis invitadas se habían marchado, las palabras se habían ido de mi lado.

En medio de sollozos y de lágrimas grité sus nombres pero parecía que ni una vocal quería juntarse con las pocas consonantes que me consolaban. Y por lo tanto, esa noche no fui capaz de hacer que regresaran ni que me hablaran. Se encontraban perdidas en mis lóbregas tristezas inventadas.

Finalmente, me quedé dormida boca abajo para no verme reflejada en el cielo. Al abrir los ojos, recordé aquel día en el que me levanté antes que el sol, cuando salí y pinte una sonrisa, y me di cuenta de que esa sonrisa no la había pintado sola sino acompañada de ti.

En ese momento tan frágil supe de nuevo que nunca estoy sola y que a veces te presto mis palabras y mis signos porque, aunque yo sea su dueña y tenga miles de tildes, tú acentúas los consejos, aunque yo posea los signos de interrogación, tú tienes las respuestas y, aunque yo adore a mis signos de exclamación, tú eres quien los escucha. Tú cuidas con esmero a mis palabras aún cuando yo, a penas, te las presto unos segundos.

Por eso, hoy las he vestido con su traje más elegante, y mientras caminan tranquilamente, repasan orgullosas el discurso que juntas hemos preparado para ti, y van llegando felices a su destino, tu corazón. Para cantarlo y que, sin mi ayuda, quede impreso en ti.

El recorrido no es largo, van hacía mi línea paralela, y sé que más que contarle a ella, cuento contigo.

1 comentario:

Julio Nápoles dijo...

Maravilloso Hilda, excelente tus cuentos fantásticos, a pesar de tu edad, veo un extraño y delicioso conjunto de madures e ingenuidad en tu obra, llenas del Don y espíritu que me recuerdan al gran Monterroso. Saludos y no dejes de escribir.